La ritidoplastia es un procedimiento quirúrgico que pretende mejorar los signos más visibles del envejecimiento facial, eliminando el exceso de grasa y redistribuyendo la piel de la cara y el cuello. La mayoría de los pacientes que se someten a este procedimiento tienen entre 40 y 60 años, cuando empieza a ser más evidente el paso del tiempo en nuestro rostro, en forma de aparición de arrugas en la cara y el cuello y “descolgamiento” de los tejidos, pero es posible realizarlo en edades más avanzadas.
Con el REJUVENECIMIENTO FACIAL se regeneran la piel y el colágeno, elimina imperfecciones como manchas solares, machas de la edad, coloraciones rojizas de la piel, venitas de la cara y otros signos de envejecimiento. La piel adquiere uniformidad y se reducen los años, los surcos y arrugas profundas son mejoradas con rellenos faciales, las arrugas de expresión se eliminan con toxina botulímica.
La piel se verá más joven y lozana, con un aspecto liso, la cara se ve rejuvenecida, se logran cambios espectaculares, se borran o reducen arrugas, cicatrices, manchas e irregularidades de la piel.